sábado, 14 de agosto de 2010

Aquarocka

Pasadas las diez de la mañana nos encontramos cinco miembros del Club Anyera en la Playa de la Ribera. Estaba algo nublado y había un poco de viento de Levante. La marea estaba bajando. Como ya era tarde y no aparecía nadie más, empezamos el recorrido hacia la Cala del  Desnarigado siguiendo la línea de la costa, andando por donde se podía, trepando si era preciso, y nadando cuando no había más remedio. El primer tramo, hasta El Sarchal, es el más fácil, por ser el más accesible, y también por ello es el que se encuentra en un estado más lamentable, ya que la falta de civismo de muchos de los que por allí han pasado convirtieron algunos lugares en pequeños vertederos de basura.




A pesar de lo descuidada que está la zona no deja de ser muy atractiva para nuestra actividad, con algún que otro trepadero que se puede superar bien por tierra, y un par de cortados que obligan a tirarse al agua para poder continuar.




Desde la Playa del Sarchal hasta la Cala del Desnarigado el recorrido es más complicado porque la línea de costa es más abrupta y está más expuesta al Levante, de donde venía el viento, pero de momento continuamos.




Al abandonar la zona más protegida y quedar más expuestos al Levante empezamos a notar que había algo de mar de fondo, que nos complicaba los tramos acuáticos, sobre todo al querer volver a tierra.




Por aquí ya no hay ningún atisbo de camino, sólo agua y roca. Eso lo hace muy divertido pero también más peligroso, sobre todo si el mar no está en calma.




El agua estaba buenísima, pero cerca de las rocas, el mar empezaba a empujar con fuerza y había que buscar el lugar más adecuado para salir.




A partir de aquí, todo lo que quedaba de recorrido era así, más agua, más roca, y más mar de fondo.




Seguimos hasta casi el final del Sarchal, cerca del morabito, y allí decidimos subir por un acceso al camino de Ronda y regresar al punto de partida. El mar de fondo complicaba mucho las transiciones entre el mar y las rocas, y la prudencia aconsejaba evitar riesgos innecesarios. Lo dejamos para otra oportunidad con mar en calma, pero no sin antes habernos divertido un buen rato.








Finalmente, nuestro recorrido Aquarocka, un poco reducido por las condiciones del mar, quedó así:



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